jueves, octubre 20, 2005

Cierra la puerta cuando te vayas

Deseaba con todas mis fuerzas llegar a casa, ver alguna película que me transportara lejos de la realidad y disfrutar de mi soledad, pero había invitado a J. a cenar y era tarde para echarse atrás, no más niñatos malcriados, egoístas y aprovechados, no más cromosoma Y-yo solo me escucho a mí, porque lo que tú dices no me interesa, no más visitas que no te permiten olvidar que son una visita, a partir de ahora para entrar en mi casa sino venís de mi mano habréis de meter la invitación para tomar el té en la cerradura y como el zapato de Cenicienta debe encajar a la perfección, me he cansado de regalar mi tiempo...

2 comentarios:

Azena dijo...

¿Aprendemos a cancelar los compromisos que no nos apetecen? Yo ya estoy en ello...
Un beso muy grande, hermosa.

Anónimo dijo...

¿Tan mal fué? Creo que pocas cosas hay peores que sentirse incomodo en tu propia casa por una visita.