Ya he perdido la cuenta, pero creo que es la tercera taza de porcelana que rompo desde que he venido a vivir a esta casa eso sin contar la máscara veneciana, quizá mis manos no puedan con la carga emotiva de algunos objetos o tal vez se rebelen contra la represión creativa a la que las tengo sometidas, por eso lo último que han roto ha sido una taza de té de porcelana como las que podría hacer yo si me atreviera a ir a ver a Manolo y dejar que me enseñara todos sus secretos, pero yo tengo tanto miedo de no estar a la altura...
1 comentario:
esta casa, como tu blog o como mi piel parece que también es psicosomática, y tus manos sinceramente torpes rompen porcelana mientras mis manos temerosamente quietas lo dejan todo tirado, como intentando conquistar un espacio difícil y demostrando mi existencia todavía pequeña.
Siento que te alcancen los frutos de mi desidia :(
Publicar un comentario