miércoles, julio 13, 2005
La ratita presumida (II)
El fin de semana fue como una escena de Mark Ryden, mezcla de dulzura, inocencia, terror y perversidad a partes iguales, en el teatro del silencio estaba el conejo blanco, puro, mágico como siempre y algo lejano y al cambiar de escenario apareció un gato no el de Chesire, sino el Gato con Botas, pero sin espuelas, y la ratita presumida rechazó a todos los demás pretendientes, aunque esta vez la ratita, que ya había sido devorada por un gato en otro cuento, no se dejó comer, aunque se acercó para que la oliera y darle una lección sabiendo que él comenzaría a salivar, pero aprovecho un despiste del gato y huyó...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario