domingo, septiembre 25, 2005

Mi ingenioso Hidalgo

No pensé que me entraran ganas de llorar al despedirme de él, ya no trabajaremos más juntos, aunque Gijón es una ciudad pequeña y él está casi en todas partes, pero no será lo mismo llegar a currar y mirar si ha dejado a Rocinante en la puerta y sonreírme por dentro al ver que ya había llegado, un aliciente menos en esta mierda de curro, no será lo mismo leer El Quijote después de conocerle, no será lo mismo mirar el mundo después de haberlo visto reflejado en sus ojos...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Perdona si me meto en tu trópico y revuelvo un poco, he llegado a ti desde un ciruelo mecánico, alguien me ha dicho que te leyera y eso estoy empezando a hacer, iré dando saltos de un lado a otro, de un mes al vecino o saltando uno de ellos, los trasgus habitan en mi y ya sabes que son revoltosos y alocados, y si he empezado por éste es porque mencionas Gijón en él, yo también soy de allí, y por eso he empezado a saludarte por esta entrada. Un besote