miércoles, marzo 30, 2011

Tesis

Hoy estoy cansada,
no es un cansancio poético y existencial como el de Girondo,
ni un cansancio digno como el de un jubilado,
o infinito como el de un obrero.

No es un cansancio sabio, como el de algunas abuelas
ni luminoso como el del viajero.
Tampoco es un cansancio alegre o vibrante
como el de las parejas que hacen el amor.

No es un cansancio atlético como el de un deportista,
ni un cansancio gris como el de los opositores,
ni siquiera es un cansancio épico, como el del guerrero.

El mío es un cansancio espeso, pegajoso
un cansancio feo y aburrido,
un cansancio prescindible,
un cansancio estúpido,
un cansancio obvio.
Un cansancio tan infantil,
que es un cansancio
que me da vergüenza.

Y es que hoy estoy cansada,
-y lo confieso muy bajito-
estoy
harta
de odiarte.

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