Todo es oscuro, incierto, leve
y yo sólo supongo, sospecho, imagino
e intento cuadrar el círculo
con tus palabras de albornoz áspero
y tus ademanes de cuero gastado.
Y en medio de esas espesas elucubraciones paranoicas
se forma un amasijo de pintura, arsénico y sangre
y nos dejamos arrollar por chorros de humo sudoroso
que nos dirigen a ningún lugar,
separándonos cada vez más
en esa lejanía inquietante y mortal.
8 comentarios:
te despachaste a gusto con los adjetivos..., muy bien traidos!
Lo escribí haces unos once años. Entonces era muy púdica con lo que escribía.
No sé porqué (tal vez esta devastadora sequía creativa...) ayer me apeteció que viera la luz.
Es tan diferente de lo que escribo ahora (no sé si eso es bueno o malo).En el fondo qué más da...
sin son cosas de la edad...
Nunca está mal hacerlo... La sequía creativa desaparecerá con el tiempo, quizás tienes muchas cosas en la cabeza o algo así y entonces te cuesta más, no sé...
Un beso!
Adoro tus albornoces ásperos, aunque raspen. Al fin y al cabo los albornoces ásperos son los que mejor secan la piel.
...uff once años entonces yo aún ni me afeitaba..
Gostei do que li e pelo comentário este poema já foi escrito há muito tempo...
Irei ler os mais recentes. Só podem ser melhores!
António
Me gusta: suena crudo, y a mí siempre me han gustado las cosas poco hechas...
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