sábado, noviembre 28, 2009

Escenas

-Deja de escurrir el bulto. No te voy a echar la bronca, dime sólo porqué lo has hecho.

-Joder, porque soy una tarado. Estoy loco, te lo he dicho desde el principio.

-No, eso no es verdad. No haces estas cosas porque estés loco, estás loco porque haces esta clase de cosas.

-(Sonrió) Uffff...está bien, de acuerdo, no estoy acostumbrado a tratar con personas inteligentes, bueno no estoy acostumbrado a tratar con personas...Lo cierto es que lo hice...por inercia, por inseguridad, por miedo. Perdóname. Nunca volveré a hacerlo.

No hacía falta ser un genio para saber que ella ya le había perdonado. Tampoco hacía falta ser ningún genio para saber que él volvería a hacerlo antes o después. Pese a todo, ella optó por creerle y darle otra oportunidad. Le resultaba imposible contemplar otra opción.

Ella jamás se arrepintió, ni siquiera cuando él volvió a hacerlo. Eso sí, entonces le dijo adiós con la certeza de haber tomado siempre la decisión correcta.

Nunca más volvió a mirar atrás.

Dicen las malas lenguas, que él nunca la perdonó.

3 comentarios:

samsa dijo...

"cuando la gente dice que perdona pero no olvida, en realidad no perdona"
ROGER WOLFE

a-escena dijo...

Leches!!!.

¿No debería ser ella la dolida?.

begusa dijo...

a algunos hombres les cuesta perdonarles a una mujer la libertad...