miércoles, junio 17, 2009

Sólo hay que formularse dos preguntas cuando conoces a alguien:
- Si estallara la guerra, ¿te lo llevarías contigo?
- ¿Irías a robar caballos con esa persona?

Te ahorrarás muchas sorpresas.

Y no digas que no te lo advertí.

5 comentarios:

Libertad Kaiser dijo...

Para eso habría que poder "conocer" a alguien. Las sorpresas vienen igualmente.

a-escena dijo...

Hummmmm...
la próxima vez que conozca a alguien, lo probaré. Las preguntas, me refiero. ;P

Juan dijo...

Es un test muy duro...

El Otro

Grace en el País de Las Maravillas dijo...

Señorita Kayser, estamos constantemente conociendo a gente, otra cosa es no nos interesen lo suficiente como para plantearse ese tipo de cuestiones.
Aunque yo creo, que siempre hay que planteárselas, a veces, la gente te sorprende PARA BIEN.
A-escena, verás como funciona.
Bienvenido El Otro, es duro, pero fiable...

a-escena dijo...

La verdad...ahora que lo pienso, es más que probable que si me hubiera hecho esas preguntas las respuestas hubieran sido NO.
De esta forma, se justifica la decepción. ;)